26/3/09

Ruimografía de Nata


Para empezar mi nombre es David Fernando Natanael Florit Rozas (tenía que poner todos mis nombres). Para las personas que quieran saber mi edad nací el 13/04/88 en la capital de Santa Fe, a los tres años nos mudamos a la ciudad de Crespo (Entre Ríos) donde pasé mi vida hasta los 17 años y donde surge esta idea de Ruimos. Antes de la historia de mi vida les voy a contar cual es mi papel en Ruimos y cual fue mi experiencia desde el comienzo en todo esto. Todo surgió por las ideas alocadas que tiene mi hermano (Jona), se le ocurrió una obra de mimos con ruidos para una noche de talentos en la reunión de jóvenes en la iglesia de Crespo, en la que él hacia los ruidos y Nico y yo hacíamos los mimos (justamente es eso lo que hago en el grupo, “mimos”). Al principio yo no sabia si hacerlo o no porque justo ese mismo día de la noche de talentos yo tenia un torneo en Córdoba (me adelanto en la historia de mi vida diciéndoles que yo practicaba atletismo), pero al final decidí no ir al torneo y quedarme a hacer la obra. Todo fue un perfecto éxito, a los jóvenes les encanto, pero después de ver tantas veces la misma obra nos dimos cuenta de que necesitábamos más obras, y por esa razón fuimos creando algunas otras obras; en realidad Jona las creaba y mientras las íbamos ensayando se nos ocurrían partes y las íbamos introduciendo. Hasta el año 2004 hacíamos las obras solamente en nuestra iglesia o en algunos campamentos y los seminarios, pero en el año 2005 nos lanzamos por más y hicimos las obras en el salón de la municipalidad de Crespo con entrada gratuita; para mí fue una experiencia muy linda aunque como era verano los focos que alumbraban el escenario me hicieron transpirar un montón. Luego de ahí hicimos las obras en iglesias de afuera y me gustó hacer todo esto que lo hacemos para el Señor, y ahora sé que la decisión que tome al comienzo de no ir al torneo y comenzar con la Era de Ruimos fue la decisión correcta para servir a Dios.

Ahora un poco de mi vida. Según mi hermano nací desnudo y con escarpines, a los casi 3 años me mude de Santa Fe a Crespo. Fui muy inquieto desde pequeño; por ejemplo cuando íbamos a la casa del pastor de la iglesia, antes de dejarme pasar la esposa del pastor levantaba todos los adornos hacia un lugar a donde yo no pudiera alcanzar. Los años pasaron y a los 6 años comencé a hacer atletismo, en lo que llegué a ser campeón nacional en un tipo de prueba. Mi vida nunca fue aburrida y estuvo llena de accidentes, creo que soy la persona que mas cosas se chocó con la bicicleta (autos, camiones, otras bicis, romper remeras con el freno de la bici y hasta con cosas que nunca pude identificar), ya para el año 2000 me inventaron un verbo para las macanas que me mandaba, cada vez que me mandaba una de las mías me decían: “Te mandaste otra nateada”. Una de mis “nateadas” más grandes fue una vez que se hacia un torneo de fútbol en el lugar donde yo hacia atletismo, y como yo ya me estaba por ir quise apagar la luz de un salón que estaba atrás de donde estaban jugando el torneo, pero sin darme cuenta apagué los reflectores de la cancha donde estaban jugando, y encima eran luces que tardan como media hora en prender de nuevo, así que todos los espectadores empezaron a irse quejándose y yo ahí con una vergüenza terrible. Pero mi vida no solo fueron las macanas que yo me mandaba, sino que el Señor también hizo milagros en mi vida. Por ejemplo, cuando yo tenía 4 años me descubrieron que tenia una enfermedad degenerativa en el fémur prácticamente incurable y muy invadilante en la cadera izquierda (Perthes); tuve que usar muletas sin apoyar esa pierna por 2 años, y el Señor milagrosamente me sano la cadera y hoy puedo hacer todo tipo de cosas con las piernas. Otro ejemplo más reciente es que en unas vacaciones de verano se me perforó el tímpano de la oreja izquierda y los médicos decían que solo podía sanar operándolo, pero después de varios años de oración y espera, fui al doctor para hacerme un chequeo y el doctor me dijo que se me había curado. También me a cuidado en situaciones extremas como en un choque de autos y una vez que tratando de cazar la escopeta falló y me pegó el cartucho en la cara y gracias a Dios no pasó nada, sólo una pequeña cicatriz. Aún así el milagro más grande que el Padre del Cielo hizo en mi fue perdonarme todas mis cosas malas y las “nateadas” que le hago a Él, para aceptarme como su hijo y darme vida eterna.

Me defino como una persona divertida y con muchas energías, y también como alguien comprometido con el Señor.

Espero que podamos seguir haciendo esta obra para el Señor por muchos años más.

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